"El erotismo es una de las bases del conocimiento de uno mismo, tan indispensable como la poesía". ( A. Nin)

viernes, 22 de enero de 2010

23 de octubre de 1932

Contemplé todo eso como un fénomeno. Después de escuchar eso de Henry se puede creer en la fidelidad del amor. Leo sus últimas páginas sobre el regreso de ella y las encuentro vacías de emoción. Ella ha agotado las emociones de Henry, se ha excedido en ellas.
Entonces todo el asunto se vuelve irreal para mí y me parece que Henry es el más sincero de todos, que June y yo, tal vez sólo yo, lo engañamos.
No hay más tragedia. ! Henry y yo nos reíamos de las múltiples complicaciones de nuestras relaciones!
Esto que me esta sucediendo me da miedo. Temo mi propia frialdad. ¿ Acaso Henry ha agotado mis emociones con su angustia involuntaria ante las amenazas constantes de June a nuestra felicidad?
¿ O es que una alegría muy esperada, demasiado deseada, suele dejarlo a uno aturdido y disminuido cuando tiene lugar?
June le cuenta a Henry que yo he dicho que lo amo. Parece sorprendido. Piensa que tal vez yo estaba borracha.
-¿Cómo? ¿Qué quiere decir June?
- Nada, sólo que te ama, no que quiere acostarse contigo.
Reíamos los tres. Pero me transtorna pensar que June está tan segura de mi amor que por eso me pregunto: " ¿Estas celosa de Henry?", que yo debería querer eliminar a Henry, odiarlo a causa de mi amor por ella. Recuerdo nuestra caricia de anoche en el taxi, mi cabeza echada hacia atrás para recibir el beso de June, su palidez, mi mano sobre su seno. Y ella ni por un instante imaginó la escena de hoy. Y ahora es ella la engañada, y es Henry y soy yo.
Y en este momento los únicos hombres sinceros del mundo, Allendy y Hugo, conversan, celosos, sobre mi. Hugo está triste.
Henry no está celoso de June sino de mí: celoso, teme que yo ame a June o a Allendy.
Esta noche siento que quiero abarcar todas las vivencias, que puedo hacerlo sin peligro, que Allendy me ha salvado. Que entro con June en todo y en todas partes.

lunes, 28 de diciembre de 2009

23 de octubre de 1932

¿ De donde viene esta negra sabiduría? De la bruma, la locura, el champagne, la intoxicación de las caricias, los besos, la exaltación. Estamos en el Poisson d´Or, las rodillas entrelazadas debajo de la mesa, borrachas la una de la otra; June esta borracha de sí misma. Le ha dicho a Henry que es nada, que ha fallado en su intento de ser dios y un Dostoievsky: que ella es un dios, su propio dios. Entonces, el milagro. La fantasía. Henry ha muerto. June ha aniquilado nuevamente a su par.
" Henry es un niño", dice. Protesto, digo que creo en Henry como artista, luego confieso que lo amo como hombre.
Fue cuando me preguntó: "Amas a Henry, ¿verdad?, que le di a Henry mi mayor don. Mis ojos se nublaron de dolor. Sabía que mi confesión había salvado a Henry. Nuevamente era un dios: sólo un dios podia ser amado por ella o por mí, dijo. De modo que Henry es un dios. Y con toda la inocencia de su automagnificación. June pregunta: "¿Estas celosa de Henry?.
Dios mío...¿ celosa del amor de Henry por June o del amor de June por Henry?
Entonces me disuelvo, me vuelvo fluida, fuyante. Huyo de la tortura que me aguarda como un gigantesco exprimidor de sangre, que comprime mi carme entre June y Henry. Escapo por medio de un esfuerzo sobrehumano...para evitar la autodestrucción y la locura. Por un instante quedo atrapada. June advierte el gran dolor en mis ojos. Les he dado mi ofrenda mayor: entrego el uno al otro al dar a cada uno la imagen más bella de sí mísmo. Soy sólo la reveladora, la armonizadora. Y al aproximarse el uno al otro, doy a June un Dostoievsky, a Henry una June convertida en creadora. Sólo mi humanidad está aniquilada. Los dos me han amado.
Amo a June y Henry menos en comparación con mi rebelión contra el sufrimiento. Siento que los amo en una vivencia que no puede destruirme - a la que no me entrego íntegramente - porque tengo la intención de vivir.
Noche. Vino Henry y conversamos, al principio tensos. Entonces quiso besarme y no se lo permití. No, no podía soportarlo. No, no debía tocarme; me haría mal. Estaba perplejo. Lo rechacé. Dijo que me deseaba más que nunca, que June se ha vuelto extraña, que las dos primeras noches con ella no sintió la menor pasión. Que desde entonces era como salir con una puta. Que me amaba, que solo conmigo sentía una conexión entre su imagen mental y su deseo, que era imposible amar a dos mujeres, que yo habia desplazado a June. Antes de que terminara de decir todo eso yo había capitulado - la intimidad parecía terriblemente natural -, nada había cambiado. Tanto no había cambiado que me senti aturdida. Y yo había pensado que nuestro vínculo parecería irreal y que se renovaría la conexión natural entre Henry y June. Él ni siquiera se acostumbra a su cuerpo; seguramente porque no hay intimidad.

23 de octubre de 1932

No quiere que escriba un gran libro sino que cante alabanzas a ella. Es destructiva sin culpa. Su aliento, su afirmación vital, cada movimiento de su yo confunden, empequeñecen, quiebran a los demás. Es sincera, intachable, inocente.
He magnificado a Henry. Puedo hacer de él un Dostoievsky. Puedo insuflarle fuerzas. Soy consciente de mi poder, pero mi poder es femenino; exige un enfrentamiento, no una victoria. Mi poder es asimismo el del artista, de manera que no necesito la obra de Henry para magnificarme yo. No necesito sus alabanzas, y puesto que soy ante todo una artista, puedo conservar mi yo, mi yo de mujer, detrás de la escena. No impide su trabajo. Apuntalo al artista que hay en él. Además del artista, June quiere un amante esclavo.
Puedo renunciar las exigencias de mi yo, capitular ante el arte, ante la creación...sobretodo ante la creación.
Es lo que hago en este momento: creo a June y a Henry. Los alimento, les doy mi fe. En mi fragilidad está el simbolismo de la frágil realización que los acosa. June ve en mí a la mujer que ha conocido en el infierno perp permanece intacta: que quiere permanecer intacta. No perderá su yo, su sí mismo ideal.
Y Henry aspira al ideal dostoievskiano. El artista. Encuentra la imegen de ese yo artista en mí. íntegro, poderoso, ilimitado.
No necesito que su arte me glorifique. También soy creadora. June debería haber sido el artista para ser menos egoísta.
Gracias a Allendy, puedo renunciar a una mera victoria. Amo. Amo a los dos, a Henry y June.
June, que me ama ciegamente, también trata de destruirme. Mis páginas sobre ella, que son una obra de arte, no la satisfacen. Pasa por alto su fuerza y su belleza, se queja de lo que le digo no es cierto. Pero no me aflige ni por un instante. Conocía el valor exacto de esas páginas, independientemente de June.
Entonces, primero mi obra. Conmovido mi poder de artista, y entonces, ¿qué otro poder me queda? Mi estímulo natural, mi vitalidad, mi verdadera imaginación, mi salud, mi vívida creatividad. ¿Qué les hará June? Drogas. June me ofrece muerte y destrucción. June me hechiza: habla con su cara, sus caricias, me atrae con señuelos, usa mi amor por ella para destruirme. Doble muerte. Se ha de destruir la lozanía de mi cuerpo para que sea como el suyo. Me dijo: "! Tu cuerpo es tan lozano, el mio está tan marchito!". Así, ciega, intachable, inocentemente destruirá mi lozanía, esa frescura que ama. Matará todo lo que hago.

domingo, 27 de diciembre de 2009

23 de octubre de 1932



Siempre creí que era la artista en mí la que hechizaba. Creía que era mí casa esotérica, los olores, las luces, mi vestimenta, mi trabajo. Siempre estaba adentro de la gran venera artista activa, tímida, inconsiente de mi poder. ¿Qué hizo el doctor Allendy? Desecho al artista, manipuló mi esencia, sin historia, sin mi creación. Incluso me ha preocupado su desapego del artista: me ha sorprendido que me tomara así, tan dépouillée de artificios, de mis redes, encantos, elixires. Y esta noche, sola, mientras espero a los invitados, comtemplo esta esencia recién nacida y pienso en lo que le han aportado Hugh, Allendy, Henry y June. Recuerdo el día que le regale joyas a Ethel, la hermana de Hugh; hoy, la prima Ana María me regala piedras para el acuario y un pez con graciosas alas verdes y dice : "Quiero ir a Londres contigo. Quiero salvarte de June". Entonces me tiendo de espaldas y lloro con infinita gratitud.

Me voy de Londres. Renacen mis fuerzas y debo aplacar el dolor recurrente. Necesito muchos días para aplacar un poco mi vida o moverme en mi diario, mi historia. No puedo deshacerme de la locura en un día. Todavía tengo horas en las que me revuelco en mi dolor como en un horno, y sucede cuando Henry me dice por télefono: " ¿ Te sientes bien?", y yo respondo "Sí". O cuando cae la chinche de una esquina de la fotografía de " H.V. Miller, escritor gángster", y entonces comprendo cuanto me he distanciado del lesbianismo , y cómo es que sólo la artista en mí, la energía dominante, se abre para fecundar a las mujeres hermosas en un plano que es dificíl de aprehender y que no tiene la menor relación con la actividad sexual corriente. ¿ Quién creerá la dimensión y la magnitud de mis ambiciones cuando perfumo la belleza de Ana María con mi sabiduría, mi experiencia, cuando la domino y la seduzco para enriquecerla y crearla? ¿ Quién creerá que deje de amar a June cuando descubrí que destruye en lugar de amar? ¿ Por qué no conoci la dicha cuando June, esa mujer espléndida se hizo pequeña entre mis brazos, me mostró sus temores, su miedo de mí y de la experiencia?
El Simún esta noche. Torbellinos. Es de noche, he sido fuerte todo el día. No debo debilitarme tanto sólo porque es de noche y estoy cansada.
Cuando advierto que June está inmensamente celosa de mí debido a lo que hice por Henry , le digo: "Todo lo hice pensando en ti".
También ella miente: dice que quería verme a mí antes que a Henry.
Peri después de la mentira digo una verdad: recuerdo la pena que me embargó cuando leí las notas de Henry que ella trabajaba para él y Jean ( Kronski) y que de una vez, frenética de cansancio y rebeldía, exclamo: "! Los dos dicen que me aman pero no hacen nada por mí". Se lo recuerdo y siento ganas de hacer algo por ella. Pero apenas lo digo mi deseo se desvanece, porque soy consciente de que es un deseo autodestructivo, que me falta vitalidad, que he trabajado bastante para Henry y no quiero hacer más sacrificios. Así muere mi espontaneidad, mi generosidad se vuelve una mentira cuya frialdad me deja atónita, y ojalá los tres pudiéramos reconocer que estamos hartos de los sacrificios, hartos con los sufrimientos inútiles.
Con todo, soy yo la que trabaja para Henry y June, pero con espíritu rebelde. Consciente de que no tengo motivos para reprocharme ni castigarme, de que por fin estoy absuelta de mi culpa y merezco la felicidad.
June espera que yo decida qué haremos mañana a la noche: June cuenta con mi imaginación; June permitirá que yo revele mi inexperiencia en al vida misma. Ahora que es mía por una noche ¿qué haré con esta noche y con ella?. Soy una escritora de páginas fabulosas , pero no sé vivirlas.
René Lalou es exuberante, dominante, locuaz, ingenioso. Se sintió fuertemente atraído por mí a pesar suyo, porque su gran equilibrio quiere alejarse de mis tinieblas. Pero su exuberancia fisica lo arrastró. Por primera vez adquirí conciencia de mi poder sobre el hombre sensato: su frivolidad y su ingenio se suavizaron gradualmente. Al final de la velada René L alou, el hombre con sangre española en las venas.
Reí mucho, pero éche de menos a mi amor, la cualidad más densa; más tenebrosa de Henry. El fulgor de Lalou, su pasión por la abstracción me interesarom, pero eché de menos a Henry ... lo eché de menos-
Lalou fustigó el surrealismo y luego imploró que le mostrara mis páginas sobre June. Se mofó de la obra de la minoría y después expreso su deseo de que publicaran en algo más difundido que Transition.
Esta mañana recibo una hermosa carta de Allendy con la despedida " le plus dévoué, peut-etre", y advierto hasta dónde ha penetrado su extraña devoción, con cúan sutileza me rodea, sin tragedia ni sensacionalismo. Me siento como una persona que ha sido drogada, demente, que despierta una mañana en medio de una claridad idílica, recién nacida.
!Qué esfuerzo para liberarme de la oscuridad y el ahogo, de un gran dolor asfixiante, de la inquisición autolacerante! La mirada de Allendy con su doble amor: sus ojos extraños, manos y boca cálidas. Ya no quiero dar más; quiero tenderme a espaldas y recibir regalos. June tiene mi capa negra, pero se la regalé con mi primer fragmento de odio. No estoy en su poder.
Cada uno ha encontrado en mí una imagen intacta de sí mismo, de su yo potencial: Henry vio al gran hombre que podía ser, June la extraordinaria personalidad. Cada uno se aferra a la imagen de sí mismo en mi para tener vida, fuerza.
June carece de seguridad esencial, por eso sólo puede afirmar su grandeza por medio de su poder de destrucción. Hasta que me conoció, Henry sólo podía afirmar su grandeza destruyendo a June. Se devoraron mutuamente; él la carucaturizó, ella lo debilitó al protegerlo. Y cuando lograron destruirse, matarse mutuamente, Henry lloró la muerte de June y June lloró porque Henry ya no era un dios y ella necesitaba vivir para un dios.
June quiere que Henry sea un Dostoievsky, pero se lo impide, inconsiente e instintivamente.